La Terapia Celular es la incorporación a nuestro organismo de células de tejidos y órganos embrionados de origen animal, liofilizados, que representa el más grande avance de método terapéutico biológico reconocido a nivel mundial; permitiendo la regeneración y revitalización de las células deficientes del organismo humano.
Son aquellos procedimientos que llevan como fin activar el metabolismo celular para lograr que este trabaje en cierto sentido. Nuestra salud física, como hemos mencionado, está dada por la salud de nuestras células. Tanto el envejecimiento como la enfermedad, tienen su origen en un mal funcionamiento celular. Este mal funcionamiento y envejecimiento celular pueden ser corregidos, sobre todo en sus inicios, a través de las funciones principales de la Terapia Celular de estimulación, revitalización y regeneración, gracias al aporte de enzimas, vitaminas y complementos alimenticios que fortalecen, revitalizan las células de nuestro cuerpo y reactivan la mitosis o multiplicación celular. La aplicación de la Terapia Celular o las técnicas de estimulación celular, pueden representar en determinado momento, la única opción para hacer frente, a un padecimiento considerado como incurable o intratable.
Una célula es la unidad mínima de vida. Cada una con su propio metabolismo y organismo. Todas las células orgánicas tienen la misma estructura y las mismas funciones fisiológicas básicas. La terapia celular ha sido estudiada por científicos renombrados de Europa principalmente en Suiza y se origina en la extracción de células de tejidos embrionarios de Cordero Merino y Trucha Arco Iris. Al ser ingeridos como nutrientes, pasan a formar parte de las células del organismo, regenerándolo, fortaleciéndolo y defendiéndolo. En la terapia celular el preparado es una suspensión de muchos centenares de millares de células y de asociaciones celulares minúsculas. Por lo que la Terapia Celular es la incorporación por vía oral, de células y tejidos embrionarios de origen animal a otro organismo, en forma de nutrientes.
La buena o mala salud de nuestro organismo está dada por la buena o mala salud de las células que lo forman y dan vida. La implantación de células por vía oral trae consigo una rápida dispersión del material celular en todo el cuerpo. Estas células administradas al organismo proveen la información necesaria para que los órganos se regeneren, favoreciendo la creación de millones de células nuevas en cada órgano del cuerpo humano. Desde que las células son ingeridas, sucede una rápida incorporación en el proceso metabólico de nuestro cuerpo. Órganos que son imposibles de trasplantar (como cerebro y ciertas glándulas endocrinas) o muy difíciles de trasplantar (como lo son los riñones, el corazón, y el hígado) pueden ser tratadas con las terapias de regeneración celular más fácilmente. Nada en la naturaleza actúa más rápidamente y en forma más potente que los tejidos embrionarios, los cuales, al ser trasplantados en el cuerpo humano a través de las terapias de regeneración celular de CHARLOTTE MEIERS, son utilizados por el organismo receptor, quien controla y lleva a cabo la incorporación selectiva de las células en los órganos según su necesidad.
En cada organismo la Terapia Celular actúa de forma diferente, presentado variaciones que dependen del tipo de padecimiento a tratar, su sintomatología, edad del paciente y estado físico general del mismo. Sin embargo, hemos identificado 3 fases principales de acción:
Suele durar de 2 a 4 semanas en las que el paciente reporta una sensación de cansancio general, seguido por momentos de gran energía. En esta etapa, el material celular es asimilado por el cuerpo para ser utilizado en sus diferentes procesos metabólicos, lo cual explica este cansancio inicial.
Suele durar de 4 a 6 semanas, en las cuales el decaimiento desaparece y el estado general del paciente es bueno, debido a que sus órganos han empezado a asimilar la gran carga de nutrientes aportados por la Terapia Celular y se ha iniciado en ellos la reactivación de la mitosis celular.
Suele durar de 6 a 8 semanas, en esta fase el paciente se encuentra estimulado y con mayor energía, mejorando notablemente su calidad de vida. Esto se debe a que todo su organismo ha pasado por varias semanas de reactivación celular, sus órganos rejuvenecidos actúan con mayor eficacia y su cuerpo produce su propia medicina. El paciente empieza sentir la diferencia entre el antes y el después del tratamiento con Terapia Celular. Estos resultados son visibles también a través de análisis de laboratorio que demuestran la actuación efectiva de la Terapia Celular.
Según nuestra experiencia de 35 años en Terapia Celular, la intensidad de dosis varia de paciente a paciente. Una persona que esté buscando retrasar los efectos del envejecimiento requerirá un tratamiento cada año o máximo dos para optimizar los resultados. Los casos de enfermedades crónicas orgánicas, como diabetes, enfermedades renales o hepáticas y en autoinmunes como artritis, lupus o similares, pueden requerir de un implante cada tres meses durante el primer año, para tener efectos permanentes de mejoría. Si el paciente estaba, por ejemplo, afectado por un padecimiento reumático, como artritis, esta difícilmente volverá a afectarlo de la misma manera e intensidad con la que le afectaba cuando inició el tratamiento con Terapia Celular. Los efectos de la Terapia Celular, una vez que ha sido integrada al cuerpo humano, son permanentes. La toma recurrente de la Terapia Celular en el trascurso de varios años potencializa de gran manera sus resultados.
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